Esta es una de las principales conclusiones de «La Clau de La Innovació: digitalizarse o extinguirse» organizada por Espaitec

Con el apoyo de la Diputació de Castelló el pasado 30 de junio organizamos la quinta sesión de «La Clau de la Innovació», un debate abierto y participativo entre expertos y ciudadanía para abordar temas relacionados con la innovación.

En esta ocasión el debate, moderado por Juan Antonio Bertolín, director de Espaitec, se centró en el concepto de digitalización aplicado a educación, sanidad, industria y administración pública, sin olvidar el impacto que la COVID-19 ha generado en la aceleración del proceso de digitalización y la perspectiva del usuario.

Borja Colón, jefe del Servicio de Administración e Innovación Pública de la Diputació de Castelló, inició  el debate reflexionando sobre el papel de la administración pública. Durante su intervención resaltó el trabajo de la institución local para promover el gobierno abierto, haciendo una llamada a las instituciones públicas para que promuevan la transformación digital y así alcanzar un nuevo modelo de gobernanza donde las personas sean el centro de toda acción.

En su opinión, la transformación digital es superior a la administración electrónica. La administración electrónica da derechos a ciudadanos en su relación con la administración, mientras que la transformación digital va más lejos, implica incorporar en la lógica de los poderes públicos la tecnología como lógica de funcionamiento de organización, es decir, adaptar los servicios a la lógica del ciudadano ofreciendo servicios más rápidos, precisos, de mayor calidad y con un coste más bajo.

Patricia García Zapico, directora general de Innovación y Promoción del Ayuntamiento de Gijón, remarcó el reto de alinear las tecnologías para que la gestión de los asuntos públicos sea más fácil, tanto para ciudadanos como entidades. Esto implica repensar el modelo actual pues la administración no es una empresa privada, tiene otros valores de vocación pública que deben traducirse en modelos amigables.

Jordi Adell Segura, director del Centre d’Educació i Noves Tecnologies (CENT) de la Universitat Jaume I, habló sobre el estado de la transformación digital en la educación, destacando que es urgente realizar un proceso de alfabetización digital introduciendo la competencia digital en las escuelas. «Si la digitalización es un proceso de transformación profundo, la competencia digital tiene que ir más allá de la competencia instrumental para no crear solo ciudadanos competentes digitales, sino ciudadanos digitales críticos capaces de tomar decisiones», afirmó.

Sobre la educación en tecnologías, Adell destacó que se debe empezar por la competencia digital de docentes, sanitarios y otros perfiles profesionales, pues la COVID-19 ha puesto de manifiesto muchas carencias. Respecto al modelo de hacer tecnología, Adell resaltó que asumir que solo existe el modelo neoliberal centrado en la obsolescencia programada y el uso de datos es un error. Existen tendencias como la slow tech, que apuesta por modelos centrados en los ciudadanos, justos, limpios y buenos desde el diseño.

La transformación digital en la salud ha estado representada por Miguel Ángel de la Cámara Egea, secretario de la Asociación de Investigadores en eSalud (AIES), quien hizo hincapié en la importancia de las tecnologías médicas como herramientas de soporte de ayuda a la decisión y aumento de la precisión diagnóstica. En esta línea, resaltó la clara irrupción de la inteligencia artificial en el ámbito de la cirugía y la radiología.

José Antonio Heredia Álvaro, director de la Cátedra industria 4.0 de la Universitat Jaume I, expuso el punto de vista de la digitalización en la industria y destacó la interacción y los datos como elementos claves del proceso. «Los cambios en la industria vienen derivados por la universalidad. Cambian las tecnologías, pero la cultura de la gestión basada en los datos se mantiene y está impregnada en nuestro sistema industrial. En la actualidad, el foco ya no está en los datos, sí en la utilización de modelos de análisis de datos más sofisticados como por ejemplo los métodos de inteligencia artificial».

El ciudadano, como gran olvidado en el proceso de transformación digital, estuvo representado por Miguel Pérez Subías, presidente de la Asociación de Usuarios de Internet (AUI). Subías destaó que en todo este proceso de digitalización se han intentado resolver los problemas de la administración y las empresas, no el de los ciudadanos. Es necesario poner al usuario en el centro del proceso para conseguir mejores resultados.

En un momento donde los datos son críticos, Subías remarcó que el olvido del ciudadano se evidencia en su capacidad para generar datos que sin embargo no puede controlar. También hizo especial mención al derecho a estar conectado. Es decir, no solo tener acceso a internet, también las habilidades necesarias para hacer un correcto uso de las mismas. Por último, resaltó la importancia del derecho a la privacidad y a la transparencia, «estamos perdiendo la capacidad de ser libres, todo deja rastro y huella en estas ciudades digitales», concluyó.

Durante el debate todos los expertos coincidieron en la capacidad aceleradora que la COVID-19 ha generado en los procesos de digitalización, también en su capacidad para evidenciar carencias profesionales y de implementación. La pandemia ha sido una prueba sociológica que ha provocado un avance de décadas en tan solo meses, aunque también ha puesto sobre la mesa todo lo que queda por hacer y la falta de preparación de los usuarios para la transformación final.